El próximo 12 de julio de 2024, el creador recibirá tal distinción en el Museo Nacional de Antropología, donde alguna vez trabajó en el registro de las colecciones arqueológicas. Dice sentirse honrado, porque el galardón lo otorga el Sistema Nacional de Fototecas (Sinafo), del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), una institución que cobra vida y sentido gracias a profesionales de diversa índole: investigadores, conservadores, historiadores y críticos, que son “piezas insustituibles de un complejo andamiaje”.
“Marco Antonio Pacheco, quien fue mi profesor en un taller destinado a la creación de proyectos personales, en el Centro de la Imagen, decía: ‘El que impone, propone’. Para mí, tener qué contar, algo que imponer mediante la imagen, está en el discurso. Esa lección me permitió diferenciar entre ser un operador de la cámara, a ser un creador que utiliza el soporte fotográfico para darle voz a pulsiones que me interesa madurar y sacar.
“Una de las muletillas sobre la fotografía es que se trata de trabajar con la luz. A mí me interesa la contraparte, la sombra, porque sin ella no hay volumen, estás en un plano bidimensional. Por eso trabajo con y desde la sombra, el inconsciente, lo que está más allá; si el mar es la superficie, intento sumergirme en la profundidad donde están los monstruos marinos, los miedos”, reflexiona.




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