Por José Luis Torales Tovar/jueves 19 diciembre 2024
Eloy Valtierra es un fotoperiodista mexicano, que forma parte de una familia cuyas raíces es posible encontrar en el municipio de Fresnillo, Zacatecas (Valtierra, 2018). La pasión por su oficio se refleja no solo en la calidad de su trabajo, sino también en la dedicación que ha mostrado durante más de tres décadas de carrera profesional.
A lo largo de su trayectoria, se ha destacado como editor y fotógrafo en medios nacionales e internacionales de gran prestigio, tales como El Financiero, La Jornada, Reforma, El País de España, entre otros. Su experiencia es vasta, con una incursión destacada en temas complejos y profundos como el narcotráfico en Sinaloa y la vida circense, lo que lo ha consolidado como un referente en el ámbito del fotoperiodismo en México. (Blog Eloy Valtierra, s.f.). Asimismo, dirige desde 1994 la Agencia de Fotografía Eikon, de la cual es fundador (Eikon, s.f.).
En cuanto al ambiente de la entrevista, se llevó a cabo a través de la plataforma Teams, en un tono cálido y respetuoso. Aunque el formato virtual suele ser más impersonal, en esta ocasión se logró crear un espacio cómodo que permitió que Valtierra compartiera sus experiencias con fluidez. Detrás de él, se encontraba un mueble que alojaba una impresionante colección de cámaras fotográficas, las cuales son las herramientas esenciales de su trabajo.
Este fondo, repleto de cámaras, parecía ser una especie de altar visual a su trayectoria, cada uno de estos equipos representando momentos clave de su carrera y el paso del tiempo en el fotoperiodismo. La presencia de estos objetos, cargados de historia, proporcionaba una sensación de conexión profunda entre el entrevistado y su profesión.
El hecho de que estas cámaras estuvieran a la vista no solo destacaba el amor por su trabajo, sino que también revelaba la importancia que Valtierra le da a cada uno de los momentos que ha capturado a lo largo de su carrera. A través de esta ambientación, se creaba una atmósfera que invitaba a la reflexión sobre los temas que el fotoperiodista había documentado, desde los eventos sociales más significativos hasta los momentos más íntimos de la historia reciente del país.
El fotoperiodista acude puntual a la cita pactada con el entrevistador. Después de agradecer la disposición y generosidad del Eloy Valtierra, se inicia con la primera pregunta:
– ¿Qué fue lo que te inspiró a dedicarte al fotoperiodismo? ¿Cómo comenzaste en este campo?
– “Practiqué fotografía mucho tiempo antes, desde muy chavito, muy niño. Jugaba a que cubría cosas. Vengo de una familia preocupada por la sociedad y la convivencia social, y eso siempre estuvo presente. Cuando iba en el CCH hacía fotos de los niños que vendían en la calle o pedían limosna. Desde niño escuché las canciones de Víctor Jara y Violeta Parra. Eso me atrajo al fotoperiodismo: estar cerca de esos sitios, reflejar lo que veía y compartir esos momentos. La fotografía se convirtió en mi herramienta de comunicación y, poco a poco, me especialicé en el fotoperiodismo.”
– ¿Recuerdas cuál fue tu primera cámara y las primeras imágenes que capturaste con ella? ¿Qué historias te motivaron a documentar al inicio de tu carrera?
– “Esta fue mi primera cámara—muestra una Kodak vintage que había guardado durante años—. Me la encontré en la calle cuando estaba en la secundaria. Cuando la descubrí en un baúl de mi madre, fue como reencontrarme con una parte de mí mismo. Con ella tomé fotos a mis amigos y fue mi primer acercamiento a la fotografía. Pero en cuanto al fotoperiodismo, mi primer gran tema fue el sismo del 85. Estaba estudiando, pero el impacto del evento me llevó a documentarlo. Fue un parteaguas en mi vida.”
– ¿Tienes algún fotógrafo o fotoperiodista que haya sido una influencia importante en tu trayectoria?
– “Robert Capa es fundamental para mí. Su trabajo tiene una fuerza y energía únicas. Además, su vida misma, muriendo en la guerra mientras fotografiaba, es una gran inspiración. También admiro a Agustín Víctor Casasola y a otros fotógrafos de la Revolución Mexicana, como Manuel Ramos y Jerónimo Hernández. Entre los contemporáneos, Nacho López y Víctor García han sido influencias importantes. Y, claro, mi carnal Pedro Valtierra, quien estuvo conmigo desde el principio y me inspiró con su ejemplo.”
– En tu experiencia, ¿cómo crees que la fotografía puede ser una herramienta poderosa para visibilizar la injusticia y contar historias que de otra forma no serían escuchadas?
– “La fotografía es una herramienta completa para informar y reflejar la realidad. Cada imagen lleva una cantidad inmensa de información, influenciada por nuestra formación y visión del mundo. Aunque es polisémica y puede interpretarse de muchas maneras, eso es precisamente lo que la hace compleja e impactante. Una foto nunca dice todo, pero un conjunto puede ofrecer una visión más completa. Hoy enfrentamos el reto de competir con millones de imágenes, pero una fotografía hecha con sensibilidad y crítica puede destacar y generar impacto.”
– ¿Me podrías compartir alguna experiencia que te haya marcado profundamente al cubrir conflictos sociales o situaciones de riesgo?
– “En una ocasión, en El Salvador, durante un combate, esperé el momento para moverme a una zona con mejor vista gráfica. Crucé una calle bajo fuego y sentí el riesgo en carne propia. El riesgo valía la pena por lograr esa imagen. No lo hacía para ser valiente o famoso, sino por la necesidad de capturar una foto que narrara la realidad del momento. Esa reflexión me acompaña: el compromiso con la imagen y su poder de comunicar.”
– ¿Cómo has visto que ha cambiado el fotoperiodismo con el auge de las redes sociales y la digitalización? ¿Qué desafíos y oportunidades ha traído esta transición?
-«Pues mira,» comienza Valtierra tras una breve pausa reflexiva, «yo creo que es una pregunta muy, muy importante, sobre todo para las generaciones que están haciendo fotoperiodismo ahorita. Yo sigo haciendo, pero ya no estoy tan permanentemente como lo hacíamos antes. Sin embargo, creo que para las nuevas generaciones es crucial entender los cambios. Los medios clásicos están perdiendo fuerza; algunos se han adaptado bien a la tecnología, pero otros no lo han logrado. Mientras tanto, los medios digitales parecen querer reinventar el periodismo y el fotoperiodismo, pero olvidan que la calidad y la tradición son fundamentales.»
Con gestos enérgicos, enfatiza la importancia de otorgar crédito a quienes crean contenido: «Las redes sociales han desvirtuado la fotografía; parece que hay más imágenes, pero la calidad ha disminuido. Los fotógrafos jóvenes deben hacer algo más que tomar fotos. Necesitan editarlas, incluir textos y su crédito para que su trabajo sea reconocido y no sea robado o mal utilizado.» Eloy subraya que las redes sociales son un espacio efímero y dominado por el consumo: «Responden al capitalismo. No se trata de calidad, sino de popularidad. Por eso es vital que cada fotógrafo cuide la manufactura de sus imágenes.»
-También, me gustaría saber ¿Cuáles son los dilemas éticos que enfrentas como fotoperiodista al capturar momentos vulnerables o situaciones extremas?
-«El respeto al otro es fundamental,» afirma Valtierra con plena certeza que resuena en la sala virtual. «Cuando decides tomar fotografías en la calle o en cualquier lugar, debes hacerlo con respeto hacia las personas. Mi fotografía no busca agredir ni denigrar, sino mostrar la realidad de las comunidades o grupos sociales desde una perspectiva respetuosa.” Relata que, si alguien le pide que no tome una foto, simplemente no la utiliza: «Esa fotografía no tiene sentido si no hay un acuerdo. La cercanía y la intimidad se ganan, no se imponen. Ya sea la presidenta o alguien en situación vulnerable, para mí tienen el mismo respeto. Fotografía es libertad de expresión, sí, pero siempre dentro de los límites del respeto al derecho ajeno.»
-En este contexto ¿Cómo te preparas antes de cubrir una historia o un evento importante? ¿Sigues alguna metodología o te dejas llevar por la espontaneidad del momento?
«Mira, para ahora que tuvimos que cubrir lo de Claudia Sheinbaum, su toma de protesta y demás, para mí era muy importante técnicamente ver que las cámaras funcionaran, que estuviera todo bien, que el telefoto pudiera funcionar bien, ¿qué cámara iba a usar? y demás, y de esa forma iba a lograr buenas fotografías. Ya cuando te preparas, inclusive mentalmente, imaginas fotos, estas como pensando ¿qué puede pasar?, toda esa imaginación, toda esa creación de imágenes que estás haciendo en tu mente, es importante porque estas preparándote para lo que va realmente a suceder…» Su interés por la organización se nota en su tono de voz, aunque reconoce cómo la planificación se mezcla con la capacidad de adaptarse a situaciones imprevistas. La preparación técnica es esencial, pero la espontaneidad siempre está presente, reflejando la esencia misma del fotoperiodismo.
-Y por ejemplo, volviendo un poco a la ética en la fotografía, ¿Cómo manejas la relación con las personas a las que fotografías, especialmente en situaciones de vulnerabilidad que ya comentábamos?
«Cuando muchas veces me acerco platico y trato de ser como su amigo, como alguien que por lo menos puede platicar con él, estar con él un rato. A partir de eso a veces llego con la cámara al frente o a un lado, y de inmediato la persona que tu abordas sabe que eso que traes, lo vas a usar o algo te interesa. Y es lo primero que te preguntan a veces, o se esperan a ver si dices algo, pero es muy interesante como es ese diálogo…», comparte generoso su experiencia.
-Y por ejemplo En tu opinión, ¿cuál es el papel del contexto en una imagen? ¿Crees que una fotografía puede perder su significado si no se acompaña de información adecuada?
«La fotografía debe llevar la información, debe estar acompañada de un 90% de los datos que recoge el fotógrafo», comenta Valtierra, con un tono casi solemne, aunque accesible y didáctico. «Es fundamental proporcionar detalles como el lugar y el contexto en el que fue tomada la fotografía. Imagina una foto de la entrega de juguetes en enero, si no dices en qué colonia ocurrió, el significado se pierde. La información escrita ayuda, pero no necesariamente determina lo que el espectador verá en la foto. Esa información escrita puede complementar, pero la imagen siempre tiene su propio mensaje, que se debe respetar.»
-Y por ejemplo. En situaciones de peligro como la que ya me comentabas que tuviste en El Salvador ¿Cómo manejas el miedo y el riesgo en esas circunstancias?
-El fotoperiodista se toma un momento para reflexionar sobre sus experiencias en escenarios de alto riesgo. «El miedo nunca lo controlas completamente», responde, «pero puedes aprender a gestionarlo. Hay que prepararse, acostumbrarse a situaciones difíciles. Por ejemplo, en la nota roja, te enfrentas a la violencia, la sangre y la muerte. Es necesario no permitir que esos elementos te alteren, familiarizarte con ellos para que cuando enfrentes algo más extremo, puedas mantener la calma.»
Valtierra, quien ha estado en el centro de situaciones peligrosas, como los conflictos armados en El Salvador, revela una perspectiva única: «Cuando te encuentras en un enfrentamiento armado, necesitas identificar las líneas de fuego y, sobre todo, saber moverte con cautela. Hay que estar siempre visible, con la bandera blanca, para que no te confundan con un combatiente. La preparación emocional y física es clave; el miedo siempre está, pero lo importante es aprender a controlarlo.»
-Recientemente vi que te dieron el premio nacional de periodismo, ¿Qué significa para ti ser reconocido por tu trabajo y qué impacto crees que ha tenido en tu trayectoria?
-«Los reconocimientos son importantes, porque te motivan a seguir trabajando, a hacerlo con más calidad y con más responsabilidad. Pero también me hacen sentir que no es solo para mí, sino para la fotografía y el fotoperiodismo en general. Es un reconocimiento a todos los colegas que han influido en mi trabajo, desde aquellos que han estado en las coberturas hasta los que lamentablemente ya no están con nosotros. Para mí, este premio también es un homenaje a esos compañeros que, en muchos casos, no fueron reconocidos en su momento», dijo Valtierra con una mirada pensativa, mostrando respeto y gratitud hacia aquellos que compartieron su camino en el fotoperiodismo.
-Desde tu visión ¿Cuáles son los mayores obstáculos que enfrenta un fotoperiodista en México hoy en día, tanto en términos de seguridad como de acceso a las historias?
– «La situación ha cambiado drásticamente en las últimas décadas. Antes, el mayor peligro venía de los funcionarios corruptos, pero hoy enfrentamos el riesgo de los carteles y el crimen organizado, especialmente en estados como Sinaloa o Veracruz. La violencia y el crimen organizado no solo afectan nuestra seguridad, sino que también han hecho más difícil el acceso a ciertos lugares y la cobertura de temas relevantes», señaló el fotoperiodista, visiblemente preocupado por los desafíos actuales del oficio.
«Además, la precariedad económica en los medios ha afectado nuestra labor. Muchos fotoperiodistas ahora trabajan en condiciones muy difíciles, y en ocasiones, son los propios periodistas ciudadanos los que pagan las consecuencias, siendo asesinados por informar sobre la realidad que viven», añadió, evidenciando la gravedad de la situación.
-Ahora bien, Eloy ¿Cómo crees que ha evolucionado tu estilo fotográfico a lo largo de los años? ¿Qué te gustaría explorar o experimentar en un futuro?
– «Pues mira, he estado dándome un respiro hacia la academia, me he metido al mundo de la docencia en la UNAM, donde comencé a dar diplomados en fotoperiodismo y proyectos documentales. Estos últimos siete años me han permitido darme cuenta de algo que no esperaba: regresar a los orígenes. He empezado a experimentar con técnicas fotográficas antiguas. Regresar al cuarto oscuro, a los procesos que ya no son tan comunes, y reconectar con esa parte íntima de la fotografía que parece haberse perdido en la era digital», comenta con una sonrisa nostálgica.
La fotografía, nos dice, tiene mucho de reflexión. «Es un proceso de mirar, de detenerse a pensar en lo que estamos diciendo con una imagen», añade. Para Eloy, la rapidez de lo digital ha dejado poco espacio para la reflexión profunda que, en su opinión, es esencial para capturar algo más que una simple imagen. «Es un retorno a lo esencial, es volver a ver las fotos impresas, algo que la gente está empezando a valorar otra vez.»
– Regresando al tema de El Salvador, a tu experiencia allá, después de cubrir esos eventos tan intensos, ¿Cómo manejas el impacto emocional que pueden dejar en ti como persona y como profesional de la lente?
-«Hubo momentos muy intensos, como el asesinato de los jesuitas en la Universidad Centroamericana. Estar en medio de esos combates, escuchar las detonaciones cerca, no es algo que se olvide fácilmente. Claro que hay un impacto emocional, es inevitable. Hubo noches en las que me despertaba por el sonido de las bombas. Pero también, poco a poco, el trabajo te ayuda a procesarlo», responde con una seriedad que refleja la profundidad de sus vivencias.
Sin embargo, Eloy tiene una visión muy particular sobre la resiliencia. «Lo que me ayudó a superarlo fue seguir fotografiando. Cada nuevo día es un nuevo reto, una nueva historia que contar. No es que no te afecte, pero el trabajo te mantiene enfocado. El compañerismo entre reporteros también es fundamental. Cuando te golpean o te arriesgas, es el trabajo en equipo lo que te da fuerzas para seguir adelante», explica con una mezcla de serenidad y agradecimiento por su carrera.
– ¿Cómo ves el futuro del periodismo? ¿crees que el papel del fotoperiodista seguirá siendo relevante en un mundo cada vez más saturado de imágenes? Incluso, ahora vemos que ya se pueden crear hasta imágenes con inteligencia artificial, ¿no?
– «Creo que la gente se vuelve cada vez más floja, no quiere salir a la calle. Eso es lo que más me preocupa de las redes sociales», comentó Valtierra, aludiendo a cómo las redes sociales han creado una distancia entre la juventud y la realidad. Para él, la fotografía no solo debe captar lo visible, sino cuestionar lo que está ocurriendo en el mundo. En este sentido, el fotoperiodismo tiene un papel crucial, pues actúa como una fuerza que desafía la narrativa impuesta por las imágenes creadas por inteligencia artificial, una herramienta que, según Valtierra, aún está lejos de alcanzar la autenticidad que solo la fotografía humana puede capturar.
«Las redes sociales son el opio del pueblo», afirmó el fotoperiodista, parafraseando la famosa frase de Karl Marx. Para él, el avance tecnológico y la obsesión por la imagen perfecta nos están alejando de nuestra realidad cotidiana. La inteligencia artificial, si bien útil en algunos aspectos, ha comenzado a crear una «fotografía basura», alejada de la humanidad que caracteriza a las imágenes capturadas por un fotógrafo con un mensaje. «La fotografía tiene que ser contestataria, antisistema, debe cuestionar, criticar», insistió.
-Y en este mismo hilo, ¿qué consejo le darías a los jóvenes que quieren comenzar una carrera en el fotoperiodismo? ¿Y qué habilidades crees que son fundamentales?
– Si les gusta contar historias a través de la cámara, adelante. Pero estudien, practiquen y nunca dejen de aprender». Para él, la educación es fundamental para construir una base sólida. «No se puede empezar sin haber aprendido lo que los maestros han dejado para nosotros. La fotografía es un proceso de reinterpretación, no de copia», explicó. La combinación de técnica y creatividad, el conocimiento de la historia de la fotografía y el dominio de las herramientas son esenciales para cualquier fotógrafo. «La fotografía no es solo un clic en la cámara, es un acto de comunicación que debe ser pensado, planificado y ejecutado con pasión».
En un momento particularmente conmovedor, Eloy recordó cómo, a lo largo de su carrera, ha experimentado una satisfacción personal única al lograr una foto que capture una realidad tan compleja y profunda como la que se propuso contar. «Cuando logro una buena foto, no necesito nada más. Eso es lo que me hace feliz», expresó, revelando la esencia de su relación con la fotografía: una necesidad de plasmar lo que realmente importa, más allá de los aspectos técnicos o la aprobación ajena.
Valtierra también destacó la importancia de entender el momento histórico en el que se produce cada imagen. La fotografía, afirmó, es un «producto de la cultura humana», que está intrínsecamente ligada a la tecnología y el contexto en el que se crea. Para él, la fotografía debe trascender el simple acto de hacer una imagen, debe ser parte de un proyecto más grande, un reflejo de la sociedad y la historia.
-Ya casi para ir cerrando, ¿Hay alguna imagen en particular que hayas tomado y que se haya quedado contigo más que otras, por su significado o el momento en que fue capturada?
-«Pues fíjate que tengo varias, pero una es la del sismo de 85, hay varias imágenes que me gustan de esas, pero la del sismo de 85 es una de ellas. Otra de la rebelión zapatista, y algunas sobre el narcotráfico en Sinaloa. Pero de esas fotos que quedaron, la del sismo de 85 tiene algo especial. Te platico: sin tener nociones claras de lo que era hacer fotografía periodística, tomé esa foto de un personaje en primer plano y al fondo la fachada de Televisa, destruida, con todo lo demás en ruinas. Esa foto, aunque en su momento no entendía todo su contexto, con el tiempo tomé conciencia del impacto histórico que tenía. Años después, pensaba en cómo ese mismo emporio mediático había sido capaz de tumbar presidentes, como ocurrió con López Obrador en 2006. Esa fotografía, al principio un simple documento visual, adquirió una nueva lectura histórica».
-Y para culminar, Eloy, ¿qué te gustaría que la gente recuerde de tu trabajo fotográfico en el futuro?
«Creo que todo fotógrafo desea dejar algo detrás, algo que perdure. En un texto que escribí, mencionaba que ‘los fantasmas a veces pasan y su sombra es difícil de recordar’. No pretendo ser recordado como alguien en particular, sino como el autor de imágenes que puedan hacer reflexionar a quien las vea, incluso si no saben quién las tomó. Me gustaría que alguien encontrara una de mis fotos, y se preguntara, ‘¿quién la habrá tomado?’, ‘¿por qué habrá capturado ese instante?’ Si mi trabajo logra generar esa inquietud, me sentiría eternamente agradecido. Al final, como fotógrafos, somos como fantasmas que dejan nuestra sombra en el tiempo».
Con casi 40 años de trayectoria, Eloy Valtierra sigue en su misión de capturar la historia a través de su lente. Para él, las imágenes no son solo recuerdos, sino símbolos que invitan a la reflexión. Cada foto tiene una historia detrás, una que trasciende más allá del instante que inmortaliza. «Las fotos seguirán circulando», sentencia el fotoperiodista zacatecano.
A lo largo de su carrera, Valtierra ha conseguido que su trabajo no solo documente, sino que también provoque una reacción profunda en quienes las observan. Y en su genuina humildad, deja claro que lo importante no es él, sino la historia que las imágenes cuentan.
[Entrevista realizada por José Luis Torales Tovar]
Referencias
Blog Eloy Valtierra. (s.f.). https://eloyvaltierra.com.mx/about/
Eikon. (s.f.). https://eikon.com.mx/sample-page/
Librado, U. (08 de noviembre de 2018). Eloy Valtierra revisa la historia en imágenes. ContraRéplica . https://www.contrareplica.mx/nota-eloy-valtierra-revisa-la-historia-en-imagenes201881151
Valtierra, E. (2018). El Sentido de Mirar . Ediciones Sin Nombre.